Esta es una comunicación a la comunidad
universitaria nacional e internacional, donde evidencio un acto que enturbia
los principios fundamentales de toda educación superior. Se trata de mi despido
tras 15 años de trabajo en una función de investigación y docencia, a causa de
una exposición donde analizo críticamente la evolución de la carrera de
Psicología de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción
(FFUNA). Considero que mi trayectoria científico profesional está afectada, pero
primordialmente se afectan los principios de la educación y las ciencias, por
eso esta divulgación.
A finales del año 2011 como integrante de la
Dirección de Investigación (DI) de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional
de Asunción (FFUNA), su directora Dra Salvadora Giménez me encarga, entre
otras, la tarea de elaborar un artículo sobre la evolución histórica de la
carrera de Psicología en la FFUNA y una ponencia para el Congreso Nacional de
Investigación y Desarrollo en Ciencias Sociales y Humanidades. Aprovechando la
sistematización que hacía para el artículo que me encomendaron, mi exposición
en el congreso fue de igual tenor.
En el mes de febrero del presente año, un colega, ex
alumno y ex ayudante de cátedra, vía telefónica me pregunta si había dejado mis
funciones de investigación y docencia en Psicología, ya que el director de la
carrera le había ofrecido el cargo. Tiempo después otro colega, ex alumno
también, refiere que en conversaciones con el director de la carrera de
Psicología y la directora de Investigación le ofrecieron el cargo que yo ocupaba.
Se puede conjeturar lo incomodo y enojoso que resultó estar en medio de una
situación así, cuando además, seguía con tareas que la dirección de
investigación me había encomendado. Al respecto, en las oportunidades que crucé
comunicación con la Dra Giménez, me indicaba que las tareas de ajustes para
publicación del artículo sobre la evolución de la carrera de Psicología, y una compilación
en versión CD ROMM de las ponencias del congreso que se me había delegado,
seguían éste año 2012.
En el mes de marzo, consulto nuevamente a la Dra
Giménez, directora de la DI-FFUNA e integrante del Consejo Directivo de la
FFUNA, sobre mis funciones durante el año 2012, y ella responde que no sabía, y
que en todo caso, hable con el director del Dpto de Psicología, Lic. Ariel Ros.
Al comunicarme con el Lic. Ros, manifestó que
recibió indicaciones de buscar un reemplazante para mí y que hablara al
respecto con la decana, porque él solo recibía mandatos. Siguiendo la
indicación, me entrevisté con la decana de la FFUNA, arquitecta. María Angélica
González de Lezcano, que mostrando sorpresa, dijo no saber nada ya que esas cuestiones
corresponden a la Dirección de Investigación y al Departamento de Psicología.
Demostrando preocupación por la situación que describí, la decana prometió informarse
y comunicarse conmigo. Tal comunicación nunca se hizo efectiva.
Uno de los colegas que había preguntado si estaba
desvinculado de mi cargo, ocupa actualmente las funciones que me
correspondieron hasta marzo de este año. Directivos de la FFUNA y personal
vinculado, que solicitaron no ser expuestos, señalaron que mi discurso en el
CONGRESO NACIONAL DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO EN CIENCIAS SOCIALES Y
HUMANIDADES y el articulo que anexo, “no
gustaron o no gustó a una autoridad”. La lección es que los congresos y
artículos científicos deben adecuarse al parecer oficial o gusto personal de quien detenta poderes, y eso es lo más indigno
que le puede ocurrir a una academia que pretende aportar ciencia a la sociedad.
Me reservo el derecho de accionar legalmente contra
la FFUNA teniendo en cuenta el despido injustificado tras 15 años de trabajo
contínuo, según lo demuestran testimonios y documentos públicos. Opto por someter
al juicio público los manejos en una universidad estatal, y opto por la confrontación
en el terreno de las ideas, e invito a los que sostienen pensamientos
contrarios a los que planteo, debatir públicamente.
Remarco el comportamiento arbitrario, iletrado y pávido
de algunos directivos de la Facultad de Filosofía de la UNA, teniendo en cuenta
que ni siquiera pudieron comunicar su decisión, no podrían argumentarla, y además,
despreciaron los derechos más elementales de cualquier ser humano.
Los directivos de la FFUNA, no soportan la crítica,
avasallan derechos de las personas, tienen comportamientos poco íntegros y
aunque permanezcan en sus puestos, serán juzgados moralmente por la ciudadanía
en el presente y en el futuro, porque incumplen los mandatos de la educación
superior y los Derechos Humanos más elementales.
¿Por qué es un hecho
que no debe quedar impune en el pensamiento de la comunidad universitaria y la
sociedad en general? Porque a la luz de los Estatutos de la UNA (2005), “La Universidad Nacional de Asunción tiene los
siguientes fines: a) El desarrollo de la personalidad humana inspirada en los
valores de la justicia, la democracia y la libertad” (Art 2º), y “Para el
cumplimiento de sus fines, la Universidad Nacional de Asunción se propone: …g)
Garantizar la libertad de enseñanza, de cátedra y de investigación” (Art 3º)
La justicia, la ética y la libertad fueron violadas por autoridades de
la FFUNA, contraviniendo los mandatos de su estatuto.
Asunción, agosto del 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario